jueves, 10 de febrero de 2005

Competición de males

El otro día fui testigo de una cosa que suele ser frecuente en las salas de espera. Estaba con el Peque en el hospital para que le quitaran los puntos del labio. No había mucha gente. Dos señoras que estaban más cerca de los sesenta que de los cincuenta años estaban hablando en alto, para que los demás les pudieramos oir bien sin perder detalle de su conversación. En el rato que tuvimos que esperar hasta que nos tocó, las dos cotorras estuvieron compitiendo cuál de las dos había sido intervenida (quirurgicamente, se entiende) más veces y con más consecuencias para su salud.

Fulanita: "Pues a mi este médico tan bueno, Ese, me dijo que tenía la visícula fatá, y que había que operarme de urgensia. Asín que estuve mu mala mu mala mu mala ingresá 2 semanas, pero me lo hiso bien."
Menganita: "Eso no es ná. Yo sí que estuve mala mala." A continuación nos describió en voz muy alta su amago de infarto, sus operaciones de juanetes, de las varices y la apendicitis de su hija.

Lo peor estaba por llegar. Menganita nos hizo a todos partícipes de que sus 5 partos de hijos grandes (palabras textuales de ella) le habían descolgado su vejiga, y la pobre no salía casi de casa. Que si las Tena Lady eran una mierda, que eso no aguantaba ná, que si el otro día salió a la calle y a los 15 minutos se tuvo que volver porque se había orinado encima. Que si se operaba, que si no...
Pobre mujer, pero a mi me estaba poniendo ya enferma y me estaba dando asco pensar en sus pérdidas!

Con lo discreta que soy yo, que no suelo abrir el pico en esos sitios para que no me cuenten sus cosas (borde que es una), ¿por qué me quieren hacer partícipe de sus males? ¿Por qué suele abundar este tipo de señora en todas las salas de espera de hospitales, clínicas, ambulatorios o médicos? ¿Las pagan para acojonar al personal? Deberían ponerles un esparadrapo en la boca para callarlas!

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