miércoles, 1 de diciembre de 2004

Manías confesables

Una tía-abuela nuestra era una maniática de la limpieza. Le daba todo muchísimo asco, y llevaba en el bolso trapos por si tenía que tocar un pasamanos al bajar por las escaleras, ¡sólo le faltaba pasarle el Pronto! Nos reíamos siempre de ella a sus espaldas. Pero ahora la entiendo, a mí también me dan asco ciertos pasamanos y barandillas que veo por ahí, aunque no creo que llegue a limpiarlo como hacía ella. Todos tenemos manías, confesables e inconfesables. Estas son algunas de las mías:

  • Estoy constantemente lavándome las manos, las tengo como si fueran estropajos: secas, arrugadas y llenas de heriditas. Pero es superior a mi, después de tocar algo sucio como los perros, la bombona de butano, el volante del coche, el periódico, la ropa sucia, después de la compra, etc., ¡no estoy a gusto y cómoda hasta que no me haya lavado bien las manos!

  • No puedo ver una puerta de armario abierta, las tengo que tener todas cerradas menos una que tiene un espejo de cuerpo entero por dentro, y esa es la única que puede estar abierta.

  • No puedo acostarme sin antes haberle dado un beso a cada hijo y haberles arropado aunque estemos a 35 º en verano, pobres!

  • No soporto que alguien de fuera me toque mis cosas o me los cambie de sitio, aaagh, me pone mala!

  • Lo primero que hago cuando me subo en el coche es limpiar el parabrisas con el chorrito del agua. No puedo conducir con la ventana con polvillo.

  • Sufro de alergia mañanera, y para rascarme la nariz (pica mucho) lo hago con los nudillos de los dedos moviendo muy rápidamente el tabique nasal, eso me alivia, pero enerva a mi marido.

  • Para relajarme (no os hagais ilusiones, que no voy a contar cosas inconfesables :p) hago churritos con un mechón de pelo dándole vueltecitas con el dedo.

  • Cuando hablo por teléfono hago dibujitos tipo estrellitas, muchos y muy pequeños. Soy capaz de llenar una hoja en un santiamén. Solo lo hago con el teléfono fijo, con el móvil no.
Bueno, estas son algunas de mis manías confesables, de las otras evidentemente no os vais a enterar nunca. ¿Estoy para el encierro, o todavía no he llegado a la locura? ¿Y las vuestras, son peores o mejores que las mías?

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