La boda
Cuando ella se despertó, supo enseguida que era un día muy importante, probablemente de los más importantes de su vida: hoy se casaba con el hombre que amaba. Miró por la ventana, y vio un día gris y plomizo, estaba lloviendo. Sin bajar el ánimo, se vistió, desayuno (poquito, por los nervios) y se sometió valientemente a una sesión de moño de peluquería y manicura. Cuando salió de la pelu, ya llovía fuerte. "Novia mojada es novia afortunada" tuvo que oir la novia hasta 200 veces.
Después de comer se fue con toda su familia a su futura casa de casada que estaba a 65 km, ya que la boda se celebraría en esa ciudad. Había venido gente de todas partes de España y de Europa, ya sabes, una boda en Marbella era una escapadita de fin de semana estupendo con un tiempo que normalmente habría sido bueno, menos hoy que llovía. Sin desanimarse, ella se bañó con muuuucha espuma y luego su hermana la maquilló. Se puso su traje de novia y estaba ya lista cuando vino el fotógrafo a hacer fotos. A todo esto, al padre de la novia se le había olvidado su camisa blanca en su casa (a 65 km, recuerdas) y decidió que bueno, con una camiseta blanca tal vez podía pasar inadvertido. Raudo y veloz hubo que sacar de donde fuera una camisa blanca de caballero, y la única que estaba a mano y sin usar era del abuelo del novio, que pesaba como el doble del padre de la novia.

El banquete que hubo después salió bien, parecía la torre de Babel de los idiomas que se escuchaban. Cuando llegó la hora de pirarse los novios a escondidos, hubo un último intento de los amigos de los novios de averiguar dónde iban a pasar la noche de bodas e intentaron seguir el coche, pero afortunadamente el chofer logró despistarlos. Lo que pasó a continuación, aaah, se siente, jeje, censurado!
Esto pasó tal día como hoy hace justo 13 años. ¡Hoy es mi aniversario de boda! Y por cierto, hoy llueve, como entonces.
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