lunes, 27 de diciembre de 2004

El ataque de las muñecas-clon

Otro año más he sobrevivido a los excesos de la Navidad, y es que tanto comer y beber no puede ser bueno. Los Reyes Magos pasaron por casa la madrugada de Navidad, y nos dejaron el salón llenito de juguetes y aparatos electrónicos, hemos debido ser muy buenos!

Si en otro post anterior comenté los absurdos regalos de Navidad que están ahora de moda (operaciones de cirugía plástica, jueguetes de tatuaje), desde luego se me olvidó incluir uno que me da muchísima grima: Una muñeca-clon de las niñas que las reciben. Por lo visto están causando furor en EE.UU. Se pueden personalizar en las muñecas todos los detalles de sus dueñas, desde el color de ojos, la tonalidad de la piel, el cabello, la forma del óvalo de la cara, o incluso señas de identidad como cicatrices o marcas de nacimiento. Por supuesto la tienda ha puesto a disposición de la pequeña clienta una línea de ropa y accesorios para ella y su clon, peluquería incluida. Pero por lo visto conseguir una reproducción de los niñas en muñecas hace más ilusión a los padres que a las hijas, aunque a éstas también les agrada la posibilidad de jugar con alguien tan parecida a sí mismas. El precio de salida de las muñecas es 119 dólares, si bien aumenta conforme se le añaden detalles personalizados.

Yo nunca he sido de muñecas, cuando era pequeña prefería mil veces jugar con otras cosas o leer un buen libro. Mis amigas, primas y hermana sí que tenían muñecas, a veces tan grandes como ellas. Eran esas grandotas y larguiruchas las que me daban especial repelús, brrr, era como estar viendo una película de miedo y esperar a que la espantosa muñeca fuera poseída por un espíritu malvado. Esos ojos de cristal con la mirada perdida de la muñeca me inspiraban todo tipo de temores. Aún ahora de mayor no me gustan.


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