lunes, 25 de octubre de 2004

Fumando espero

«Fumando espero, al hombre que yo quiero». La letra de este cuplé de principios del siglo XX era una auténtica provocación, porque se trataba de una mujer fumadora. ¡El colmo de la más atrevida elegancia!
Fumar es un placer... caro y con pocas perspectivas de futuro. Antes, era lo moderno. Hoy, por fumar un pitillo en un sitio público casi te llevan detenido.

Desde el año pasado son obligatorios los anuncios en las cajetillas de tabaco en los que se advierte que "fumar mata". Ahora, la Comisión Europea, siguiendo los pasos de Brasil y Canadá, incluirá imagenes en color en los paquetes de cigarrillos, en su mayoría claramente escabrosas, sobre los efectos del tabaco en los distintos órganos del cuerpo con el objetivo de disuadir a los fumadores: impotencia, cáncer, malformaciones de los fetos, pérdida del cabello y así hasta 14 afecciones distintas. Se supone que una foto de unos pulmones ennegrecidos por el alquitrán o de un cadáver en la morgue, ejercen un impacto certero, en particular, entre la gente joven que empieza a fumar.
Las razones de el comisario David Byrne son contundentes: «El verdadero rostro del tabaquismo es la enfermedad, la muerte y el horror; que no la seducción y el 'chic' que la industria del tabaco se esfuerza en presentarnos». De modo que, frente a la avalancha publicitaria de las tabaqueras, la Comisión propone a los Estados miembros que impongan la inclusión en los paquetes de tabaco de imágenes muy agresivas.
Cada Estado miembro tendrá libertad para decidir si exige a los productores de tabaco la introducción de las ilustraciones en una de las caras de las cajetillas junto con las advertencias escritas, o si mantiene sólo el texto.

Yo no sé si este tipo de campañas serán efectivas. Las imagenes impactantes causan una primera impresión de horror, pero luego nos vamos acostumbrando a ellas y pierden su efecto. Tal vez sirva para que no empiecen a fumar los que aún no lo hacen, porque tengo mis dudas que fumadores empedernidos le hagan caso. Ya he encontrado imagenes de humor para tapar las del terror, tal y como pasó con los textos y que en más de un kiosco tenían a mano para que el comprador los pegara encima.
Encuentro más simpática este campaña aunque francamente creo que no tendrá gran repercusión entre las fumadoras.

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