Navidad, navidad, dulce Navidad
Lo voy a decir muuuuuuy bajito, para que apenas se me oiga, porque parece que me he adelantado un poco:
Hemos puesto ya el Belén y el árbol este fin de semana.
Ya sé que es muy pronto, pero tampoco tanto, que falta menos de un mes para Navidad. En TODOS, repito, TODOS los supermercados, hipermercados, grandes almacenes y pequeñas tiendas hay adornos navideños y turrones desde principios de noviembre. En muchas ciudades la iluminación navideña se inauguró el pasado viernes, así que Servidora ha sucumbido ante los ruegos de sus churumbeles, y ha sacado el Belén, el árbol, los adornos y las luces del trastero, y en casa ya estamos en Navidad!!
¡Y más bonito que nos ha quedado todo, ayssss! La cara de los niños, lo mejor. El Peque gritando y saltando de alegría, el Mediano rebuscando sus adornos favoritos en la caja para colgarlos en un sitio preferente en el árbol, y el Mayor, bueno, es el mayor, y a sus 13 años y medio está como un poco por encima de todo este jaleo navideño, aunque en el fondo disfrutó igual (pero a escondidas y sin exteriorizarlo demasiado) de todo este ritual.
Ya lo he dicho en otras ocasiones; yo no era un gran fan de la Navidad. Para mucha gente son unas fechas difíciles, tristes o polémicas. A mi me gustaban de pequeña, de adolescente pasaba bastante, pero desde que soy madre me han vuelto a gustar. La ilusión de los niños es muy contagiosa, y hace que todo sea más bonito. Unas caritas llenas de ilusión por colgar una simple figurita en el árbol de navidad, o por encontrar al Niño Jesús envuelto entre las figuritas del Belén, vale su peso en oro, ¡y para que yo adelante un poquito la Navidad en mi casa!
¡Que la magia de la Navidad descienda sobre vosotros también! ;)
Hemos puesto ya el Belén y el árbol este fin de semana.
Ya sé que es muy pronto, pero tampoco tanto, que falta menos de un mes para Navidad. En TODOS, repito, TODOS los supermercados, hipermercados, grandes almacenes y pequeñas tiendas hay adornos navideños y turrones desde principios de noviembre. En muchas ciudades la iluminación navideña se inauguró el pasado viernes, así que Servidora ha sucumbido ante los ruegos de sus churumbeles, y ha sacado el Belén, el árbol, los adornos y las luces del trastero, y en casa ya estamos en Navidad!!
¡Y más bonito que nos ha quedado todo, ayssss! La cara de los niños, lo mejor. El Peque gritando y saltando de alegría, el Mediano rebuscando sus adornos favoritos en la caja para colgarlos en un sitio preferente en el árbol, y el Mayor, bueno, es el mayor, y a sus 13 años y medio está como un poco por encima de todo este jaleo navideño, aunque en el fondo disfrutó igual (pero a escondidas y sin exteriorizarlo demasiado) de todo este ritual.
Ya lo he dicho en otras ocasiones; yo no era un gran fan de la Navidad. Para mucha gente son unas fechas difíciles, tristes o polémicas. A mi me gustaban de pequeña, de adolescente pasaba bastante, pero desde que soy madre me han vuelto a gustar. La ilusión de los niños es muy contagiosa, y hace que todo sea más bonito. Unas caritas llenas de ilusión por colgar una simple figurita en el árbol de navidad, o por encontrar al Niño Jesús envuelto entre las figuritas del Belén, vale su peso en oro, ¡y para que yo adelante un poquito la Navidad en mi casa!
¡Que la magia de la Navidad descienda sobre vosotros también! ;)