sábado, 1 de enero de 2005

Mi Nochevieja

Esta Nochevieja la hemos celebrado con un montón de familia de fuera y antiguos amigos en el bar de unos familiares cerrado para la ocasión. A nosotros nos habían encargado traer un redondo de ternera mechado con una salsa exquisita, y cuando ya estábamos los cinco en el coche para saliendo por patassalir todo emperifollados y guapísimos, se nos escaparon los dos perros. La perra mayor le tiene pánico a los petardos, y se olía que se iba a tirar la noche sola, así que en cuanto se abrió la puerta salieron por patas. Ponte a buscar dos perros de noche en traje largo y con tres niños ansiosos por ir a la Fiesta! Dando vueltas con el coche los encontramos al cabo de 10 minutos, menos mal!! Los dejamos en casa bajo amenaza de lo peor si se volvían a escapar.

Llegamos al sitio y por arte de magia mientras saludábamos a los familiares, se perdió la salsa de la carne. La custodiaba el Churrito Mayor y nunca más se supo, en el coche no estaba desde luego. Eramos unas treintaytantas personas y a algunas de ellas hacía años que no veíamos. Los niños tenían su rinconcito aparte con chuches a tutiplén, y para los mayores la mesa de billar había sido transformada en un buffet enorme lleno de aperitivos y langostinos. Riquísimo todo. El Peque ya estaba cansadito y se puso a ver una peli. Se quedó dormido en dos sillas juntadas 10 minutos antes de las 12. Ya todo el mundo tenía sus uvitas preparadas, aunque la mitad de los invitados no tiene esa costumbre en sus países. Los niños tenían esas latitas de uvas ya peladas. Confusión entre los guiris cuando sonaron los cuartos, uno casí se atragantó cuando volvió a escupir la uva al grito del resto de "todavía noooo".
Las doce campanadas, las doce uvas (con piel y huesitos y tó), y a besar y felicitar el año a treinta personas!! Cuando iba por mi tía Frumfenstumfen me viene el Churrito Mediano con la carita blanca. Mientras le felicité el año me espetó un "tengo ganas de vomitar" así que hicimos la maratón entre tanto invitado para llegar sanos y salvos al baño, donde el chiquillo se alivió a gusto. Por lo visto las uvas enlatadas sabían fatal, y revolvieron tanta chuche y patata frita.
Mi otra tía empezó a sacar comida ya en serio, costillas adobadas, brochetas de marisco, brochetas de carne, mi redondo de ternera sin salsa (pelín seco, claro), ensaladas y no sé cuantas cosas más. Una pasada. A las dos nos retiramos con los niños (muertecitos).

Al llegar a casa nos encontramos en el patio con el cachorro solito y el collar de la otra perra! Del chucho ni rastro!!!!!! Como si se la hubiera tragado la tierra. Nos acostamos pensando en que ya aparecería.
Esta mañana me levanté temprano y la fui a buscar con el coche. Me recorrí toda la urbanización, pero nada de nada. Ya me veía haciendo cartelitos de "Perdida".
Después del desayuno (chocolate con churros, por supuesto) toda la familia en jaque y otra vez a buscarla, y Cara de CULPABLE!!!sí, esta vez sí que la vimos. Aunque hubiera sido mejor no verla. A dos kilómetros de casa la muy zorrona estaba desnuda y enganchada a un perro dálmata. La pillamos en pCara de SATISFECHO!leno acto con una cara de culpable y salida!!! Me entraron ganas de darle a chupar un limón para que se le quitara la cara de guarrona! Para más inri el dálmata llevaba bozal, coño, ya le podían haber puesto un condón!!! Así que me toca ir el lunes al veterinario con ella a ver cómo podemos solucionar el problema, porque creo que un cruce entre una boxer y un dálmata no va a ser muy apreciado.

Por cierto, me acaba de llamar mi tío para decirme que apareció la salsa de la carne. Estaba encima de un altavoz.

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