miércoles, 17 de noviembre de 2004

El café más caro del mundo

Uno de los más raros y apreciados cafés que se pueden degustar en el mundo, es el Kopi Luwak (café de Luwak), que se prepara con los granos que desecha el metabolismo del “Paradoxurus hermaphroditus”, un mamífero que vive en Indonesia. No solamente es una exquisitez que pocos han probado y muchos menos conocen, sino que además se vende a precios de lujo: 300 dólares (341 euros) la libra (454 gramos). Sobre la elaboración del mismo el logotipo del producto lo dice todo: se trata de un luwak comiendo granos y defecando café.

El Musang o Luwak, es el autor de los granos con los que se prepara esa infusión extraordinaria. El animal vive en los cafetales de las islas indonesias de Java, Sumatra y Célebes, donde se alimenta de los granos de café especialmente maduros, los más ecarnados. Una vez ingerido, el metabolismo aprovecha la carne del fruto y desecha lo indigerible, la semilla, que vuelve a la tierra después de haber sido tratada por las enzimas y los ácidos gástricos del estómago del animal. Es el momento en el que entra la mano del hombre para recoger el codiciado grano de la tierra y venderlo a los comerciantes por buen dinero.

La producción no es abundante, menos de mil kilos. Lo poco que se produce se vende en el extranjero. El ambicionado y escaso grano se va para los clientes sibaritas de Estados Unidos, Japón, el Reino Unido y otras naciones dispuestas a pagar su elevado precio. Una taza de Kopi Luwak le costará al interesado, si la encuentra, unos cinco dólares (5,68 euros). Los que han probado la infusión dicen que tiene un poco de todo lo apreciable en las diferentes clases de café: cuerpo espeso, sabor casi almibarado y un aroma único.

Se me ocurre que un café de tan alto rango debe ser saboreado en algo que le va al pelo: Una taza digital, equipada con un sistema informático y una pantalla LCD sobre la que se puede indagar acerca de una larga lista de recetas.

Mucho me temo que a mil euros el kilo nunca lo probaré, ¡qué le vamos a hacer! De todas maneras, ¡sigo prefiriendo mi café normal con leche normal en una taza normal!

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